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Redescubriendo Boyacá. Parte 3
El Lago de Tota es el lago más grande de Colombia y se encuentra en el departamento de Boyacá, a una altitud de aproximadamente 3.015 metros sobre el nivel del mar en la Cordillera Oriental de los Andes.
Este impresionante cuerpo de agua dulce no solo es notable por su tamaño, sino también por su bello paisaje, la limpieza de sus aguas y el ecosistema rico y diverso que lo rodea.
Cubriendo un área de alrededor de 55 kilómetros cuadrados y alcanzando profundidades de hasta 60 metros, el lago es un destino popular tanto para turistas como para los habitantes locales, quienes lo buscan por su belleza natural, actividades recreativas y su importancia cultural y ecológica.
Las orillas y aguas del Lago de Tota ofrecen oportunidades para practicar deportes acuáticos como la vela y el kayak, así como para disfrutar de días de pesca y picnics.
Uno de los sitios más emblemáticos en el Lago de Tota es la Playa Blanca, conocida por ser una de las pocas playas de alta montaña en Colombia, y por su impresionante paisaje que se complementa con las aguas cristalinas del lago.
Además de su importancia recreativa, el lago desempeña un papel crucial en la economía local a través de la pesca y el turismo, y es una fuente vital de agua para la región.
Sin embargo, el Lago de Tota enfrenta desafíos ambientales, como la contaminación y la presión sobre sus recursos naturales, lo que ha llevado a esfuerzos de conservación y sostenibilidad por parte de las comunidades y autoridades locales.
El Lago de Tota no es solo un destino de belleza incomparable, sino también un sitio de gran importancia para la biodiversidad, con una variedad de especies de flora y fauna, algunas de las cuales son endémicas.
Su entorno natural, la rica cultura de las comunidades circundantes, y la historia que abarca desde tiempos precolombinos hasta el presente, hacen del Lago de Tota un lugar único y fundamental en el patrimonio natural y cultural de Colombia.