Esta soberbia escultura de mármol, cuidadosamente elaborada para reflejar tanto la posición social de una familia acomodada como el dolor de la pérdida, rinde tributo a un amor que sobrepasa los límites de la muerte: el profundo afecto de una madre por su hijo.
La figura femenina representada en la escultura encarna la emotividad de doña Lorenza Uribe Lema, esposa de don Coroliano Amador, padre del difunto.
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